Algunos poemas del libro "EL AMOR ES UNA BESTIA SIN HUESOS" Instituto de Cultura de Durango [Méx. 2008]
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NO ME DEJES PAPÁ
ronronean duendes en la calle
te alejan de mí
los querubines miman el calor de fuera
y cautivan gatos tendidos en la hierba
que dejan al descubierto tus ojos del olvido
no basta escuchar ladridos de mi alma
que lloran recostados en la arena de recuerdos
en espera de tus manos en mis hombros
debo asimilar que has puesto tus pies sobre la bestia fugitiva
sin importar que el cielo caiga en pedazos sobre mis siglos
la tarde y los juguetes maúllan en el río
y mi pecho se desgaja en mañanas repetidas
entonces caigo de rodillas
una y otra vez en la paja de ladrillos surcados en mi espera
hay chocolates trepados en la luna
labran mi cruz de agua
[en la mejilla]
y grietas en mi corazón
hoy desperté
cual nube sonámbula del ayer
y mi voz ha sido borrada por el miedo
al decir
¡papá no me dejes!
le temo a la oscuridad
MÍRAME
Mírame sin prisa
sin tiempo,
sin tiempo,
no escuches el latido acelerado
que nace de tu pecho
de tu alma.
de tu alma.
Sólo mírame
sin pensar en cómo sujetar tu corazón.
No escuches el respirar de tu boca.
Mírame sin miedo a que te mire,
lento,
despacio
sin pensar en nada.
Sólo mírame,
que tu voz se ahogue en el silencio.
Mírame sin ponerle atención a tus nerviosas manos.
Piensa que soy a quien tus ojos buscan.
Deja tu mirada inocente en mis ojos tímidos.
No temas que te robe una sonrisa
o la miel de tus labios.
Toma mi mano, camina despacio,
sin prisa ven a mí,
desata tus pies del suelo.
Piensa que el tiempo es eterno.
Mírame
que descansen tus pupilas en mis ojos
que descansen tus pupilas en mis ojos
y quédate así,
por siempre, por siempre.
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DE TI CADUCO
De ti caduco en las mañanas
cuando los ayeres de tu vientre me matan a escondidas.
Mi decrépito caminar me obliga a despertar junto a tus ojos,
entonces a orillas olvido tu bejuco agusanado
y entierro tu cielo
bajo mis hombros rotos.
bajo mis hombros rotos.
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FORMA DEL SEÑOR
De luna en luna he perseguido tu huella
y busco la forma de construir tus huesos en mis ojos
He vuelto río a ciegas
y encuentro tu mejilla rota por mis pecados
abultados en tu costado.
Mi razón cuelga de un pantano
y grita mustias lágrimas.