Grecia Salazar
[Durango, México]
Entonces veo como de árboles cruelmente talados salen brazos humanos desgarrados desde las venas, buscan mi rostro y también lo desgarran, llegan a mis globos oculares, los tocan suave con sus yemas ardientes por la carne y absorben mi benévola esencia.
Las hojas secas se desprenden de sus ramas, viajan por ondas de viento perdido, tocan mi piel, me queman.
Porque estás y no estás, y tus meñiques se incrustan en mis oídos derretidos para así provocar una contusión excitante.
Miradas de rencor, palabras de misericordia y finalmente mi cuerpo cae desfallecido provocado por la resurrección de un orgasmo.
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