Por Angélica de la Cruz
[Durango, México]
[Durango, México]
[Prosa fragmentaria]
Cadáver exquisito Autor: Fiestoforo |
más de tú presencia. Le reclamas a Dios de tu mediocre vida. Te quejas de todo, te miro sentado frente al río pasajero lleno de orines, donde muchos, como tú, lo ensucian, pudiendo tomar de él para vivir.
Ayer te miré llorando y no sólo te miré, también sentí cómo sufrías dentro del frasco lleno de nada, sólo tu reflejo. Tu vida escasa de veracidad hacia las bondades. Ya no hay rendijas por donde escapar, puesto que la puerta de salida hacia la verdad está tapada por golpes y llantos. El pesimismo invade tus emociones. Yo te miro como tu fiel amanecer a quien a diario miras. En realidad ¿Qué soy sin ti? Te aprovechas de eso y haces de mí lo que deseas.
Un día, como una nube forjaste tus grandes deseos y de pronto desvanecieron como el pensamiento, la razón, o como la revelación de aquellas tinieblas donde ya no había luz. La vida era un embozo, pero tenía que seguir creciendo. Era el día que parecía que no era hora de ser libre. Levanté mi vuelo en busca de un mejor cuerpo mientras sentía que me absorbía al tuyo nuevamente. Tu suicidio no te funcionó, sigues vivo y, vivo en ti.
Callado, estás en esa cama, yo ansiosa por salir y descontrolo tus pocas neuronas provocando otro suicidio. Esta vez, debería salir bien.
_ ¿Te vas?
_ Sí, me voy, ya no aguanto permanecer en ti.
_Si te vas, me tiraran cual basura en un hoyo, los animales me comerán, mi sangre cuajará en mis venas. Dejaré de vivir.
-La vida la llevo a un mejor cuerpo y haré de ella una gran vida.
Vuelo sobre cadáveres que me gritan desesperados, las ratas mordisquean sus dedos. Del hueco de sus ojos salen culebras mientras son devorados por las cucarachas.
Al final del abismo estabas tú, tan pequeño y delgado. Sabía que serías mi mejor refugio.
Tus primeros llantos en la tierra hicieron que tus padres se alegraran de gusto por tu venida. Tocaste, te abrí y entraste por la ventana porque decidiste ser diferente.
Seré feliz en ti pese a tu incapacidad.
Corriste hacia mí. Sin embargo, un monstro acabó nuestro encuentro.
Separaron tu pequeño reflejo de mi respiración. Aún sigo volando, esta vez ¡prometo volar más veloz! para no ser alcanzada por ese monstro…
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