IMAGEN LITERARIA



LAS SEÑORITAS TIRAN LA MANO BAJO LA MESA

 
Pablo M. Antúnez

¿Has estado con la mujer de Celestino?

¿Sabes cómo mira cuando hace el amor?

¿Sabes cuántos lunares hay en su entrepierna?

¿Sabes qué tanto debes estirar los dedos para cubrir sus senos?

Irá a tu casa hoy

irá a verte

sabe que debe subir 16 escalones para llegar a tu habitación.

Estarás de cabeza allá adentro.

Tocará cinco veces la puerta

sabe que el cinco te sacude hasta la médula.

La recibirás apuntándola con una pistola. Ella lo sabe.

Después del beso te dirá: Pequeño pez, soy una escritora.

 

Guarda silencio. Puedes decir alguna idiotez.

Es una forma común de confesar una derrota.

Trátale bien y no la juzgues. Ha perdido la esperanza de encontrar un poema en esos textos que escribe.

Hoy día, decir “soy poeta” es una forma menos lastimosa y algo elegante de reconocer la incapacidad de ser poeta. No lo olvides.

Llevará el libro de Rodrigo para enseñarte la forma más certera de nombrar a los idiotas.

Calla, no te ríes ni hagas movimientos bruscos.

No la mires ni pronuncies su nombre si se para frente al espejo.

Pronunciará tu nombre en sílabas antes de sentarse junto a ti y cruzar una pierna encima de la otra.

Cuando se acerque como una loba, querrás retroceder. Resiste.

Mirará siete u ocho veces cada lado de tus ojos. Sentirás un hormigueo y te darán ganas de pararte de golpe y sacudir las piernas. Resiste.

 



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