CARTA A UNA PERSONA QUE PIENSA DIFERENTE
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Berlín. 19.07.2019


Querida Hazzel Yen:

Haces bien en guardar silencio. En efecto, tanto en la política como en el arte, cada época y generación tiene su inicio, su esplendor y su respectiva decadencia. Hoy día abundan los farsantes en el arte supremo de la poesía: mi dedo señala a los auto proclamados  escritores y poetas que, por figurar en el medio, por estar en la agenda de la cultura oficial en turno; para acceder a becas, premios o  tener trabajo, renuncian su libertad y se convierten en vulgares portavoces de alguna ideología, (extremista o no),  al tiempo que pomposamente escriben o pronuncian “ruptura” “Paz” “Mallarmé” “tradición poética” “Ezra Pound”, y se acomodan cómicamente detrás de un micrófono como si fuesen la crème de la crème ante unas cámaras; o, al menos, detrás del teclado para gritar o escribir “Normalizar”, “revindicar”, “re-...”; “pro-esto” “pro-aquello”, de temas que ignoran”. Y no, no son víctimas de un rapto humanista, ambientalista o animalista sino son unos farsantes, porque sus textos, sus obras o sus hechos los contradicen. 

¿Qué saben ellos del cambio climático aparte de lo que han leído escuchado o visto en los medios masivos?

No es que yo dude de su capacidad de razonamiento, sino que tienen delante de ellos una maquinaria que abre pasos por puro impulso comercial a costa del medio ambiente, de la salud mental de la gente, del arte o de la ciencia.

Son pues, acaparadores del interés melodramático de lo ridículamente correcto. Son el corifeo médium desplazándose entre la politiquería inmunda. Sectarios del victimismo progre y nada más.

A veces con mi silencio me solidarizo con ellos, a veces.




H.T.





 MANIFIESTO CERO
| Pablo Antúnez



Dignidad de la poesía
 
No rogarás a nadie a leer poesía
No todos la quieren

Aunque te expulsen
te ninguneen
o tus colegas te ignoren.

Acéptalo
la poesía no es esencial para todos
la poesía no es prioridad para todos.
 Las personas sólo quieren vivir
déjalas vivir, tienen ese derecho.
Si las personas no quieren hablar de poesía y prefieren hablar de fútbol, está bien.

El poeta elije las palabras esenciales
pero el lector obligado no entiende y no quiere saber de palabras esenciales,
respeta su desdén.
Deja que el lector elija las líneas a su entera voluntad.

Tú también
apártate voluntariamente de los malos lectores
así como los lectores se apartan voluntariamente de los malos poetas.


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 Antúnez, P. (2019). Manifiesto Cero. Campos de plumas, 1(2), 1-2. Disponible en Campos de plumas