CARTA A UNA PERSONA QUE PIENSA DIFERENTE
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Berlín. 19.07.2019


Querida Hazzel Yen:

Haces bien en guardar silencio. En efecto, tanto en la política como en el arte, cada época y generación tiene su inicio, su esplendor y su respectiva decadencia. Hoy día abundan los farsantes en el arte supremo de la poesía: mi dedo señala a los auto proclamados  escritores y poetas que, por figurar en el medio, por estar en la agenda de la cultura oficial en turno; para acceder a becas, premios o  tener trabajo, renuncian su libertad y se convierten en vulgares portavoces de alguna ideología, (extremista o no),  al tiempo que pomposamente escriben o pronuncian “ruptura” “Paz” “Mallarmé” “tradición poética” “Ezra Pound”, y se acomodan cómicamente detrás de un micrófono como si fuesen la crème de la crème ante unas cámaras; o, al menos, detrás del teclado para gritar o escribir “Normalizar”, “revindicar”, “re-...”; “pro-esto” “pro-aquello”, de temas que ignoran”. Y no, no son víctimas de un rapto humanista, ambientalista o animalista sino son unos farsantes, porque sus textos, sus obras o sus hechos los contradicen. 

¿Qué saben ellos del cambio climático aparte de lo que han leído escuchado o visto en los medios masivos?

No es que yo dude de su capacidad de razonamiento, sino que tienen delante de ellos una maquinaria que abre pasos por puro impulso comercial a costa del medio ambiente, de la salud mental de la gente, del arte o de la ciencia.

Son pues, acaparadores del interés melodramático de lo ridículamente correcto. Son el corifeo médium desplazándose entre la politiquería inmunda. Sectarios del victimismo progre y nada más.

A veces con mi silencio me solidarizo con ellos, a veces.




H.T.





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