Cuando sientas que tus senos van a estallar [Poesía]


Fragmento del poema "Tres veces he muerto por esa perra" que forma parte del libro "MI CASA SE HA VUELTO AVE" 
d [cuarto regreso: Cuando sientas que tus senos van a estallar]
Pablo M. Antúnez

Los ángeles siguen dormidos.
No necesitas caminar de puntitas
con el cuchillo en las manos,
                no necesitas amarrarte de mi carne.

¡Nena!,
cuando sientas que  tus senos van a estallar,
                                                                   sacude la cabeza,
acomódala sobre la roca que cae del cielo.
¿Sabes?
la roca es vida,
es vida lenta y pro
                            fun
                                  da.

¡Nena!
¿crees en la lluvia?
yo también creo en la lluvia
                                            y en los cisnes,
la lluvia da vueltas en mi cabeza
si estoy desnudo
y los cisnes me picotean la fe
cuando te veo llegar.

En ocasiones
me hacen desangrar sobre tu espina dorsal.

¡Nena!
te sé morir,
    te sé vaciar,
       y te sé beber.

                Recuerdo
                que apedreé tu cara
                donde escribí mi nombre;
gruñí como un perro
al mirarte ajena.

Sé lo que eres
cuando traes los ojos de una monja rabiosa.
sé bien lo que eres, nena.

sí, el amor cala,
lo sé cariño,
lo sé;
quema como la rosa,
                              como la sal,
                                     como tu estúpido regreso,
                                                               quema demasiado.


Portada del libro: Intus del pintor Ricardo Fernández [2011]




6 comentarios:

CANOMEJIA dijo...

cada dia mejor, me alegro, saludos camarada

Arte, literatura y algo más dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Fernando Andrade Cancino dijo...

Wauuuuuuuuuuuuu!!!!!!!!!!!!!

Arte, literatura y algo más dijo...

Agradezco sus comentarios. Un cordial saludo

Marisol Vera Guerra dijo...

las aves se han vuelto casa. Entre ventanas de pluma y cartílago corre el viento de la noche.
Entro por esta puerta que gorjea y rezuma sangre.
No es el cuerpo de las alondras, ni el espacio dibujado tras el cóndor; es el lugar donde me duermo y lloro y canto.

Arte, literatura y algo más dijo...

Mirasol! Preciosos versos. Gracias, un abrazo hasta Tampico.