El verbo [poesía de Reneé Acosta]


Grupo cadáver exiquisito (Marec M.
     Mario Allan y Bernat M.)
El verbo


Reneé Acosta [México] 


El misterio no es el verbo
sino que hubiera un lugar para decirlo

¡Que me oiga ahora la garganta, el lóbulo
de lo santo y lo maldito! y que se haga luz
y no frontera, sin andar ahí pululando en la materia
como ese andrajo de desgracia que soy
y no me altero.


¿Y cuál desgracia? Al fin
qué no soy yo que soy y sigo,
-andando en milésima- el paso transitorio y sideral
de mi espectral cautiva
¿y que más da el borderlaind del cráneo?
(auto céfala la pérdida)
que segundo a segundo
se prepara a la desaparición perpetua
¿y que más da si viene, otro nuevo deudor
a pagar mi deuda en este tálamo de putas?
¿a quién le importa?

Si es el verbo la electricidad y el rayo ontogénico
de los ochenta mil millones de sucesos simultáneos
incrustados -enrarecidos de creatividad ansiosa-
preciosa en la más médula de la novedad.
Se viene y se deviene a puños de una gana
mas plural que evolutiva.

Miren, ¡vean!
El llanto y el laurel de la re puta bella, ella,
la ensimismada de verbo, que igual la llevó al burdel
que a la divinidad completa,
una noche de amor
que no se paga con moneda.
Ella
la bella
la ensimismada
la que igual es verbo, y más aun que el resquemor
del murciélago de iglesia.
Igual es verbo el verbo en la verdad que se me escapa,
en la frugalidad violenta de sus segundos -serán
los muertos, tal vez- pero su carga no se asusta, se ingre
(cuanto más la nube en el cielo se vuelve más negra)
Y se me adelanta en el aire la memoria de la lluvia.
¿cómo quejarse de la lluvia? Acontece y ya
y no hay espasmo,
espanto da que no acontezca.
El verbo estaba ya
en el átomo crucial de la tormenta.
No se atormente, ni me atormente ya, babel de las mil lenguas,
¡Acóplese! a más de fundirse en danza cuando salga a las calles
¡Aliméntese del verbo! que mueve la hoja y péinese cada uno
de sus numéricos cabellos; abrácelos, béselos.
métase en la axila de lo nuevo y láncele un dedo
a la vil nada que lo circunda, que el verbo que lo trajo va a seguir
con o sin usted.
Entonces fúndase, cuélese, revívase, muérase
y de una vez por todas, en lo eterno, se lo digo
desintégrese todo, a plenitud de pluma,
de nuevo al universo.
Cuélese en la nada oriental que es todo
y fúndase en el agua del mundo:
¿qué tiene de malo ser gaviota?





Reneé Acosta Díaz es poeta, filósofa y ensayista. Merecedora de múltiples premios de carácter nacional e internacional

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