Despedida de a fondo

|Arte, Literatura y algo más|

Comparte el siguiente texto publicado en el último número del semanario electrónico a fondo

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NECESITO POCO
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|Fernando Andrade Cancino

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Despedida de a fondo. 
Paráfrasis de Fernando Andrade Cancino 
de un artículo publicado en La Vanguardia, 
escrito por la periodista Ángeles Caso. 
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Será porque mi madre se ha enfrentado recientemente a enfermedades graves. O porque, por suerte para mí, mi compañero desde hace 29 años, Jesús Sergio, es un hombre que no posee nada material pero tiene el corazón y la cabeza más sanos que he conocido y cada día aprendo de él algo valioso. O tal vez porque, a estas alturas de mi existencia, he vivido ya las suficientes horas buenas y horas malas como para empezar a colocar las cosas en su sitio. Será, quizá, porque algún bendito ángel de la sabiduría ha pasado por aquí cerca y ha dejado llegar una bocanada de su aliento hasta mí. El caso es que tengo la sensación –al menos la sensación– de que empiezo a entender un poco de qué va esto llamado vida.

Casi nada de lo que creemos que es importante me lo parece. Ni el éxito, ni el poder, ni el dinero, más allá de lo imprescindible para vivir con dignidad. Paso sin ver las coronas de laureles y los halagos sucios. Igual que paso del fango de la envidia, de la maledicencia y el juicio ajeno. Aparto a los quejumbrosos y malhumorados, a los egoístas y ambiciosos –como tantos políticos y funcionarios de Durango- que aspiran a reposar en tumbas llenas de honores y cuentas bancarias, sobre las que nadie derramará una sola lágrima en la que quepa una partícula minúscula de pena verdadera. Detesto los coches de lujo que ensucian el mundo (el mío tiene 24 años), las chamarras de pieles arrancadas de un cuerpo tibio y palpitante, las alhajas fabricadas sobre las penalidades de hombres esclavos que padecen en las minas de fierro y de oro a cambio de un pedazo de pan.

Rechazo el cinismo de una sociedad que sólo piensa en su propio bienestar y se desentiende del malestar de los otros, a base del cual construye su derroche. Y a los malditos indiferentes que nunca se meten en líos. Señalo con el dedo a los hipócritas que depositan una moneda en las iglesias pero que no comparten la mesa con un indigente. A los que te aplauden cuando eres un joven pintor y te abandonan cuando te salen canas. A los que creen que sólo es importante tener y exhibir en lugar de sentir, pensar y ser.

Y ahora, ahora, en este momento de mi vida, no quiero casi nada. Tan sólo la ternura de mi amor y la gloriosa compañía de mi familia y de mis pocos amigos. Unas cuantas sonrisas y unas palabras de cariño antes de irme a la cama a ver la película del día. El recuerdo dulce de mi centenar de cuates muertos por VIH o por violencia, de mis abuelos, de mi padre. Mis árboles (un chabacano, un durazno, un moro, una lila, dos magnolios, una palmera, tres pinos), mis 4 perros y mi gato al otro lado de los cristales y un pedazo de cielo al que se asomen la luz y la noche. El mejor verso del mundo y la más hermosa de las músicas. Por lo demás, podría comer tortillas y dormir en el suelo mientras mi conciencia esté tranquila.

También quiero, eso sí, mantener la libertad y el espíritu crítico que he tenido al publicar a fondo semanalmente durante cuatro años, por lo que pago con gusto todo el precio que haya que pagar.

Quiero toda la serenidad para sobrellevar el dolor y toda la alegría para disfrutar de lo bueno. Un instante de belleza a diario. Echar desesperadamente de menos a los que tengan que irse porque tuve la suerte de haberlos tenido a mi lado. Seguir llorando cada vez que algo lo merezca, pero no quejarme de ninguna tontería. No convertirme nunca, nunca, en un hombre gay amargado, pase lo que pase (Y vaya que han pasado cosas desagradables, desde el bulling en la infancia a la discriminación en la edad adulta…). Y que el día en que me toque esfumarme, un puñadito de personas piense que valió la pena que yo anduviera un rato por aquí. Sólo quiero eso. Casi nada o todo.

Hasta pronto pues; este es el último número del semanario electrónico a fondo, pero como escribimos en el número anterior, en unos meses (cuatro) volveremos con una nueva publicación. Gracias a todos nuestros colaboradores, lectores y comentaristas. Gracias por este Cielo de Palabras.


Fuente: Autor/A fondo No 200
http://fernuchi3.blogspot.mx/


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Fernando Andrade Cancino (Durango, México, 1946)

Es Arquitecto, pintor, escritor, y ha sido Maestro en Historia del Arte. 
De 1980 a 1984 fue Director de la Escuela de Diseño del Instituto Nacional de Bellas Artes (donde laboró como docente de 1977 a 1995), en México, D.F.; en 1998 y 1999 fue Director del Museo de Arte Contemporáneo “Ángel Zárraga” en la ciudad de Durango; de 2004 a febrero de 2009 Subdirector General del Instituto de Cultura del Estado de Durango (ICED), y de abril a septiembre de 2010 Asesor de la Dirección General. Se ha hecho cargo del cuidado de la edición y diseño editorial de más de 150 libros y catálogos de arte, y de la curaduría y museografía de numerosas exposiciones de artes plásticas y fotografía. Es colaborador de varios medios impresos, revistas y periódicos, con artículos sobre crítica de la cultura y del arte.

Entrevista A Fernando Andrade en el programa Voces al aire, programa radial de la la Universidad Juárez del Estado de Durango

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