|Arte, Literatura y algo más|

Camparte algunos poemas de Fernando Andrade Cancino
de su poemario

EL BLUES DEL CISNE


|Fernando Andrade Cancino





ESTE RINCÓN DE ALCOBA



Iluminada con luces de bengala jaguares en el piso
no es selva sino artificio mortaja
mullido almohadón nupcial epitafio de viuda
llevada como intestino estómago maloliente
avasallado por amantes de putas clarividentes
en este obscuro siglo.
Un coito eterno con el himno del follaje
crece en pubis axilas y gargantas
son los quehaceres del alma sirviente de Atila negro
esclava de imperiosos
                                    hombres y mártir
                                    de todas las iglesias.







              REVIÉNTAME


REVIÉNTAME como dulce granada
que en el verano explota de rubís
endulza esta lengua de fuego
con tu saliva de cristal.
Inyéctame el óvulo alucinante
que revela mis ansias de eternidad
en el cuerpo y me da placer ganas de tener
un depósito sagrado para vaciar las ansias de morir
con un rictus de alegría en los labios
y una indulgencia de amor en las entrañas.
Sarcófago de sexo bien amado
ven a deleitar mis deseos con fantasías
insomne realidad de mi poesía
ven a nutrir mis células erógenas
llévate el miedo de quedarme sin ti conmigo mismo
destruye este puerto déjame sin retorno



hazlo fuego vapor de agua
para que emerjan de mis cenizas
metáforas y salmos.




FRAGMENTOS DE HILOS 

tramas urdimbres
vocablos como mancebos hembras
personificando mi extraña mitología
erótica y sensual.
A esta historia hay que ponerle nombre
llamarla de algún modo al fin
fecharla transcribirla darle arreglo
y colocarla en un librero.
Uno podrá dejar de soñar entonces
olvidar al amante imaginario al real
salir a la calle como todos los días
fingir que se vive y de cierta manera
morir de verdad.




RECEMOS LA MISMA ORACIÓN callados

atrevámonos a enfrentar el terror

en un rincón de iglesia polvorienta
de altares con ángeles rotos y un Cristo negro
desollado por el tiempo entre ruinas recamado.
Oremos al vaivén de nuestros cuerpos
ridículos en su locura de amantes leales
que no pueden quedarse unidos
y una vez y otra se separan
propiciando el holocausto de sus vidas.
Somos lamentos ciegos puentes colgados del vacío


desgreñados al alba maquillados de día
vestimos de tristeza.
Penetramos en salones diminutos
en tableros de serpientes y escaleras
con pureza codiciada inalcanzable
de seres imaginarios.
Expresamos el instante en rimas
la música de un vals en el espacio ilimitado
de la cama donde reposamos alertas
esperando la pequeña muerte.




ESCUCHA ESTA PALABRA MUDA


al bosque de álamos locos.
Ésta que emito sin decir
al hablar de huertas frutos y vapores.
Atiende este silencioso llanto
de niño hambriento de sexo
que muerde un pedazo de luna
blanca sobre un fondo azul
mirando desde su cuna de mil años.
Pienso en la sed del desierto
en las hojas en otoño
en el desolado paisaje íntimo
que ocupa un lugar imaginario
desplazando de mi mente el hastío
la congoja de saberme incierto.




El día es letanía de invocaciones
rara agonía medida por el reloj
espera de sucesos que no pasan
magia y ensueño que no se realizan
más que en el instante de vaciar el ser.
Hoy sin abandonar el cuerpo
atrapados en la voluptuosa carne
podemos mirarnos atravesarnos
no ver más que la infinita nada
donde todo es un desvanecerse de peces
en la niebla de un paisaje de acuarela.







2 comentarios:

Fernando Andrade Cancino dijo...

Gracias Pablo.

Arte, literatura y algo más dijo...

De nada Arquitecto, me gustaron bastante y se me ocurrió compartirlos en este Blog.

Un saludo