A ESPALDAS DE DIOS

Arte,  literatura y algo se congratula presentar un fragmento del poema A espaldas de Dios de Luis Armenta Malpica.




 A ESPALDAS DE DIOS



Luis Armenta Malpica



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Al llegar a hombre
Dios se puso de espaldas a sí mismo.
La tierra de sus manos era la única tierra
sin embargo existían otros mundos de un recuerdo deshabitado aún.
Este hombre estaba solo entre las solas cosas. Se deshacía 
en crear sus nuevas piedras y árboles
y no encontraba sombra que dejara a la luz echar raíces.
No había amor en sus labios
el corazón del ojo andaba ciego
y sorda la nostalgia le frenaba el instinto
de amanecer un día siendo piel en la vida de otros hombres.
Tarda muerte el olvido volaba entre los pájaros.
Urdimbre de vocablos con un trino por inmediata brújula
vértebras impalpables en las lamias que engendrarían dragones
y sirenas
si existiese un larvario en el amate.
Pero escribir del reino de la vida no formaría la vida
sin un grano de sal pulverulenta
sobre la hoja vacía. Sin
las arboladuras celestes de las olas
que desgastan la voz 
contra los riscos del silencio 
y el hambre
(tardo olvido la muerte).
En ese primer día de la marea
Dios recogió del barro la figura
que antes hizo en el sueño
y la puso en su trono para no estar ausente.
Así bajó a la tierra
que desbordó sus manos.

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