FRAGMENTO DEL CUENTO UN CAMINO RECTO

Arte, literatura y algo más presenta una colaboración de Angélica de la Cruz


fragmento del cuento
UN CAMINO RECTO  

[Parte 3]
  Angélica de la Cruz


    No podía sentir nada, mas que mi vientre vacío y mi intestino que se carcomía así mismo, con el deseo de un bocado por deshacer. Detuvimos un instante la travesía; no sé porqué razón lo hicimos, pero lo único que quería, era que todo terminara pronto. 
    
Estaba obligada a estar frente al “ñala”  cuando comenzaron a colocarle unas hierbas olorosas en su cuerpo. El animal estaba tranquilo, hasta que uno de ellos saco de su taparrabo una botella con un liquido amarillento, que al destaparla desprendió un olor a demonio, un olor terrible, hasta los bichos que habitaban bajo las piedras comenzaron a salir; los insectos corrían sin rumbo y las aves parecían estar locas en el cielo y el “ñala” estaba más inquieto que nunca. El miedo pintó un color en mi rostro cuando vi aquel monstruo con cabeza de toro y cuerpo de hombre, estaba desfigurado, daba miedo ver ese espectro, tal vez medía unos tres metros. Levanté la mirada larga y llena de espanto, el monstruo estaba al borde de mis pies. Me pareció haber visto una visión en sus ojos, un gran laberinto en su mirada. No mostraba señas emocionales. A partir de aquella visión, comenzó mi espíritu a verse perturbado. Mi alma y vida estaban entregadas por completo a aquel mino-tauro. En breve instante, estando en tan flaca y débil condición, quise hacerme la fuerte. Mas mi mente regresó al pasado, al pasado donde yo hubiese podido ser feliz. Ahora mi vida es esta, ¿Cómo llegue aquí?

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