Los versos libres de Fernando Andrade Cancino: El blues del cisne

Álvaro San Juán


"Salir a la calle como todos y fingir que se vive y de cierta manera morir de verdad"
-Fernando Andrade Cancino, poeta
Con su libro de poemas, El blues del cisne, Fernando Andrade Cancino está a la altura de los poetas nacionales y, sin duda, por no decir el mejor, es uno de los mejores poetas del norte del país.  Algunos dicen que la poesía ya existe, que lo único que hacen los poetas es estirar la mano y bajarla para decirnos sus poemas en forma de versos y otras formas de escribir la poesía, por eso nos preguntamos: ¿por qué la mayoría no la vemos?, ¿será que los poetas son los elegidos de los dioses y no como nosotros, que creemos ver? Cuando leemos los versos libres de Fernando Andrade Cancino nos damos cuenta de que estamos ciegos. No hace mucho, en un trabajo que publicó Víctor Palencia incluyo la elegía de la poeta Mónica Reveles, donde nos lleva con sus palabras desde la fundación de la ciudad al día de hoy.

Tal vez valga la pena parafrasear a José Saramago, que Durango ha sido un ensayo sobre la ceguera, pero es el también pintor y maestro en historia del arte Andrade Cancino quien ve por nosotros a nuestra ciudad y es en los versos libres que le dedica la única manera posible de caminar por nuestras calles, ofreciéndole perdón por nuestro olvido y nuestra ceguera. Dice Cristina Pacheco: "Aquí nos tocó vivir", ¿Sabremos dónde vivimos? Para saberlo hay que leer la poesía de Fernando, ¿antes había notado usted lo siguiente?: "Hágase señor tu voluntad así en la ciudad perdida como en la zona residencial". ¿Será que la voluntad del señor puede hacer lo mismo en la colonia Octavio Paz que en Villas Campestre? Nos sigue describiendo Fernando: Estamos "amortajados entre canteras centenarias, entre familias y
ranchos, heredadas y luchas de los duranguenses, duranguettos, duranguenses, durangueños, duranguraños". ¿Será cierto, entonces, que la historia de Durango es de unas cuantas familias, apellidos a los que las circunstancias históricas y políticas les han permitido la disputa por el poder, sólo que en diferentes bandos, conservadores y liberales, o en distintos partidos políticos, el PRI o el PAN, pero casi siempre los mismos? 

¿Y qué nos dice Fernando respecto de nuestro mítico alacrán? Un famoso exgobernador que todavía no es una leyenda viviente, describió el deporte favorito de los duranguenses: "el chisme y los rumores en los cafés". Andrade Cancino, irreverente como es, con la ironía a flor de piel, como un integrante de los nuevos poetas malditos, nos recuerda con sus versos libres: "Un alacrán inyecta su veneno/ con la lengua del parroquiano come gente que bebe café". ¿Estaría usted de acuerdo con el poeta cuando nos describe de la siguiente manera?: "Somos una ciudad pequeña que no crece más que en las alas del sueño y en su borrachera diurna, en los campos de golf y en las residencias de sus villas, con sus casitas de cartón y en sus cascaritas vespertinas". Sin duda, Fernando, junto con Evodio Esclante y José Ángel Leyva, que con sus poemas y sus críticas literarias son, como diría Octavio Paz, una especie de conciencia frente al Estado y nuestra realidad, para verla como es, que se puede decir, pensar y escribir muchas cosas, guardando siempre la distancia con el Príncipe. 

Fernando tiene amigos no sólo en el mundo de la cultura, también los tiene en las esferas del poder. Ha sabido transitar por esos laberintos que a muchos acaban por seducir. Ser amigo de Fernando es también, de alguna manera, ser su cómplice. Ha cruzado los pantanos de la burocracia cultural y nunca han logrado contaminarlo, por eso puede escribir, libre como es; "Venceré el miedo con los fusiles del corazón rebelde/ luchando para poner bajo tierra la podredumbre/ de donde
nazcan flores para las coronas de los muertos./ Instauraré de nuevo la pobreza franciscana/ donde la retórica y la demagogia no reemplacen la verdad"

 

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