Poemas de Mario Z Puglisi

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comparte dos poemas del Poeta 
MARIO Z PUGLISI
Jalisco, México

                                 El Impulso de Tocarlo Todo

Descansa aquí, sobre de mí el impulso de tocarlo todo,
   de saciarme de volutas las vocales cuerdas,
de llenarme de lagos confundidos entre rocas,
de sentir lo inaccesible, golpe a golpe de la gota forastera,
 de acceder en los mares como lo hacen las gaviotas curvas y oxidadas;
      es el sólo impulso de llevarse al olvido un puño de tierra,
de tocar desnudos la ausencia de amor de nuestros padres,
 de aceptarlo todo, en silencio, cada vez que nos habita el desconsuelo.

Algo en mí se sabe tan pequeño, tan finito
       tan geométrico, sinódico y urgido de saltar abismos.
Algo en mí me duele, algo que me cubre todo

y al tornar me dice al verme: nadie.
La distancia que se cimbra entre palabras y palabras
   es la justa ecuación que resuelve laberintos,
por nuestra necedad de cesura extensa
  en los versos que delatan los márgenes de nuestros sueños.

Mis brazos recorren con sus ganas circulares las praderas
 queriendo cosechar cada sorpresa en grano,
               los asombros que se quedan esperando en nuestras huellas,
y entonces se levantan
          cuando sienten montes y montañas traicioneras
tropezando en las alturas y en los crucifijos
queriendo hacerse así dueños de todo.


Porque no hay canto que no perezca en madrugadas frías
siento el impulso de cantarlos todos,
de rasgarlos con mis dientes claros,
    de vivir la espera cobijado de arbustos y aguardiente.
Reside en mí, sobre el aquí el impulso de tocarlo todo,
   de vaciar en mis bolsillos lo viejo y agotado,
caminar todas las calles de la historia ajena,
de cifrar lo indescifrable, gota a gota, en el golpe de una noche pasajera
 de cartografiar cada resquicio en donde haya dejado el viento sus haciendas;
      es el sólo impulso de morar el polvo y permanecer limpio,
de tomar lo que duerma en el alcance de mis manos,
 de asumir que nada cambia, sólo las rutas que hacen de cada instante
    un comienzo nuevo.

Algo en mí le teme a los otoños
       es escaso, periférico y cobarde como tren huyendo.
Algo en mí aún no despierta por completo, vive a duermevela
                           y al tornarme dice entre suspiros: nada.


El terror es esa fuerza que genera la caída de los puentes,
   es justo lo necesario para acercarse hacia las ciencias,
tratando de reconquistar a los volcanes
  en el tratado que hacen los hombres con sus ancestros.
Mis ojos andan con prisa por estos campos
 queriendo inventariar colores y reflejos en el iris,
               el impacto de las redes siderales en la frente,
y entonces se lamentan
          cuando ven las mariposas perder la guerra en contra de las hojas secas,
tropezando con cultivos de camiones
queriendo asirse así a los últimos vitrales.


Descansa aquí, sobre de mí el impulso de tocarlo todo,
de pintar los muros transparentes,
  y escribir poemas largos como el tiempo
  aquel en que las leyes me impedían escribirlos.
                                                                             Punto



El Impulso de Dejarlo Todo Atrás


¿Cómo se vive el fuego cuando se apaga?
 Cuando se tiene que abandonar lo que en tantos años se ha logrado.
            Erase una vez la magia, que llegaba a las ciudades
cuando llovía y llovía durante días. Yo dejaba atrás todo
cuanto me pertenecía, por un impulso, por una búsqueda que no termina.
Todo eso con lo que crecí, todo lo que amé y me fue amado,
todo lo aprendido, todo lo enseñado,
me fui desprendiendo de ello, sin darme cuenta,
              sin tener un ápice de conciencia.
La muerte llega cuando se tiene el corazón henchido de
  escarceos y vivencias, no cuando se es rico,
pleno, logrado, sabio o terminado.
   Nos vamos, no antes ni después,
sino en el momento justo
                   en que nos hemos llenado de lo necesario.
  Hoy sé que soy lo que soy no por lo acumulado,
    sino por todo lo que he perdido y que aún sigo extrañando;
soy la suma de lo desertado, de todas las experiencias
                                     que he rechazado, de todo cuanto me ha abandonado.
              Dentro de nada habré perdido hasta esto último que me queda
     que es la voz eterna, inmortalizada en estas letras,
y al haberme perdido todo, seré de nuevo parte importante
   de lo inmenso e imperecedero, del universo que imagino.
Pronto aprendí que las cosas valen
  el precio justo que nosotros mismos queremos darles,
por eso obedezco a este impulso,
  dejo todo atrás, levanto la frente,
           y conservo, por ahora, mi parte.
                                                                 Punto



Mario Z Puglisi (Guadalajara, Jalisco 1980), poeta y editor independiente. Es fundador y director de la revista cultural Meretrices. Ha publicado en muchas revistas de México y de otros países.

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