Poemas de Esther Galindo 
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Arte, literatura y algo más
comparte algunos fragmentos del libro 

"ÁRTICO" de Esther Galindo

(ICED - Mantis editores- 2012) 



Esther Galindo

Durango/México 


Tengo un par de alas que robé de mi tía muerta.
Se llamaba como los astros de luz coagulada
se llamaba como las viudas que acortan el camino
al paraíso.
Tenía seis meses cuando la lumbre del cielo
marcó los cimientos de la casa.
Nadie más la vio
descender en forma de paloma.
Yo lo hice porque el pecado original se alimentaba
de mis ojos.
El ruido que hacían sus alas era el graznido
que anuncia la muerte.
Mi abuela escondió nuestra infancia
(recibí a Dios un día de marzo)
y los que saben sacrificaron un pato en nombre del
Señor.
El hambre es la voz de los demonios.



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La fortaleza de nuestros huesos
se refleja en los fractales del agua
en la negrura del océano
en sus babas dóciles.





II
Aquí la luz gira sin filo
es un espectro en estos espacios
mientras camina dentro mío
cuelga jardines con mi aroma.



III
No hablé del Atlántico
para llenarte los ojos
cada quién cruzó la anchura y el frío.
Cada quien con su Dios
incrustado en el cuerpo.

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¿Qué fue lo que cubrió las horas?
Ceniza tal vez o mantos acuíferos de tu carne.
Vivíamos de lo mismo:
café, música, cigarros a medianoche
visitábamos muelles para ver los barcos
—y sus grandes costillas—
fugarse por el norte
adonde nos iremos a envejecer juntos
a concebir nostalgias bajo los tejados de cantera
cuando los años se arrastren sobre las cosas
que tocamos.


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Berlín es un caballo
relincha y da patadas al muro.
Nos arrastramos a los invernaderos
cancelamos tarjetas
en números rojos.
Todo lo hago en secreto, la luz es un carcoma
una tortuga ciega.
Yo tuve doce hijos de sangre opaca
podrida sangre llena de flores;
el frío es otra forma
de invadir el cuerpo, declararlo
asignarle posición dentro del mundo.
Mi madre nunca me dijo
que los caballos cuando corren
dejan la hierba mullida
y encienden las hojas con una flama
que alumbra las fauces de la noche
y aquello que arde
son hilos de humo floreciendo de la tierra.
Aquí no hay lumbre.


Una publicación de Mantis Editores 2012


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