Un lector de letras libres se despide por sentirse censurado.

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Un lector de la revista Letras Libres, hace un comentario a la entrada: Algunas debilidades. Una fortaleza en alusión al recientemente fallecido Dr. Jorge Carpizo (Ex rector de la UNAM), artículo firmado por el polémico escritor Guillermo Sheridan. 

El lector que se identifica como David Puente, después de su comentario, manifiesta sentirse censurado y concluye: «Que les vaya mejor, Señores de Letras Libres».

A raíz de su comentario, surgen algunas reacciones de los demás lectores; uno de ellos le plantea una serie de cuestionamientos sobre su texto.


Fuente: Letras Libres.


COMENTARIO DE DAVID PUENTE


[10 de abril de 2012]

Veamos los párrafos aislados de la parte debilidades del documento del Dr. Carpizo:

Tenemos una universidad gigantesca y mal organizada; en algunos aspectos se da unafuerte centralización que ahoga a las dependencias académicas, y en otros no existe ningún control, como en el caso ya señalado del banco de horas que inclusive se presta a situaciones de corrupción o, cuando menos, a graves irregularidades. La gran magnitud de la institución ha tendido a favorecer una grave inercia e inamovilidad en sus más diversos aspectos. En varias facetas la universidad ha perdido el buen sentido de competitividad para superarse y ser mejor.

La UNAM es muy grande, no sólo en dimensiones físicas o estructurales, y por ello difícil de organizar (más que de controlar), sin embargo, considero que al ejercer ese control precisamente se da el centralismo criticado. La corrupción no es propia de sus dimensiones, sino de la falta de una organización que permita reconocerla y eliminarla, pero la corrupción suele ser compañera fiel del poder, así que es un ejercicio indispensable valorar cómo se ejerce el poder en ella. Su tamaño, según el Dr. Carpizo, favorece la inmovilidad, sin embargo, habría que entender qué es inmovilidad para él, pues es una institución educativa donde se publica, se investiga y se estudia, ¿dónde está la inmovilidad? Habría que precisar en qué aspectos, ubicarlos y determinar las causas reales, como las políticas y líneas imperantes, la falta de vinculación, no para estar a la orden del mercado o de las empresas, sino para generar respuestas a problemas de fondo de la sociedad mexicana. El problema, que no es menor, pero tampoco un mal per se, es la organización y el ejercicio del poder.

Con el pase reglamentado y las presiones políticas para admitir a los egresados de las preparatorias populares, la UNAM limita los lugares de ingreso a los alumnos que participan en el concurso de selección.

El discutido pase reglamentado siempre ha generado discusiones: ¿Sólo la UNAM tiene la obligación de atender a todo el estudiantado? ¿Debe seguir creciendo? No. Pero el derecho a la educación no es algo que sólo corresponda brindar a la Universidad, es responsabilidad del Estado: ¿Ha creado otras opciones para atender la creciente demanda? Los estudiantes que tienen el pase lo han ganado, como está reglamentado (y también hicieron examen para ingresar al Bachillerato de la UNAM) y tienen el mismo derecho que quienes optan por el examen de ingreso al nivel superior. El límite de ingreso no está en el pase reglamentado, sino en la capacidad del Estado para atender la demanda por educación.

Muchos estudiantes no valoran el costo real de su educación ni la aprovechan como deberían, defraudándose a sí mismos y a la sociedad que paga sus estudios.

Ese "muchos" no es específico, aunque haya "estudiantes" que no valoren o aprovechen no sólo el costo, sino --yo diría-- la oportunidad valiosísima de formarse, no puede lanzarse al vacío como verdad absoluta. Seguramente existen estadísticas al respecto, pero hay que revisar la interpretación de las mismas. ¿Qué causas llevan al bajo aprovechamiento académico?


Existen profesores que sin trabajar cobran un salario.

Esto me consta, pero lo permiten las propias autoridades, las "vacas sagradas" no trabajan. He conocido docentes que sólo ganaban un mísero sueldo por unas cuantas horas semanales, y otros que, por ser investigadores con tal o cual categoría, se dedican más a su carrera profesional egoístamente, que a brindarse a sus alumnos. Tampoco puede decirse que sea una generalidad. De nuevo el mismo asunto: organización y ejercicio del poder que establece las reglas y los permisos.

La productividad y el compromiso del personal administrativo no siempre son los deseables. Existe personal que se escuda en la imagen del sindicato para no cumplir sus tareas.

No me agradan los términos de productividad, pero supongo que hay jefes, ¿no? ¿Dónde están? Si no son capaces, adiós.

Quien puede contratar va formando su grupo sin consideración de lo académico, y en esta situación basa parte de la tranquilidad de sudependencia.

El ejercicio del poder. Sin dejar entrada a lo académico.

La UNAM por sus dimensiones y su importancia en el país posee un peso político, lo cual hace que diversos sectores la contemplen más como una institución política que académica. La tranquilidad política se ha sobrepuesto a los valores académicos.

El papel del rector tiene su peso político, parecería por momentos y salvo excepciones un "hombre del Presidente" (el actual no me lo parece, sino al contrario, pero sin dejar de hacer declaraciones públicas), un secretario del gabinete. Sin embargo, esta situación de dar voz pública a varios personajes no deja de ser asunto de los medios. Aunque no es necesariamente negativo que, cuando la situación lo amerita, los rectores se vuelvan intelectuales. Por otra parte, los grupos políticos anidados en la Universidad tienden a menoscabarla en muchas ocasiones, desde los que se agrupan en torno a una u otra tendencia o ideología. No obstante, ello también es resultado de la libertad de pensamiento y de la natural divergencia. Se vale la política en la Universidad, pero lo que no se vale es hacer un uso político de la misma.

Hay que reiterarlo, somos y formamos una institución académica que tiene fines muy precisos de acuerdo con lo señalado en su Ley Orgánica. Tratar de desvirtuar estos fines o usar políticamente a la universidad, la lesiona en lo profundo y daña a México.

Pues, paradójicamente, a veces han sido las propias autoridades universitarias quienes no siguen esa Ley Orgánica.


Uno de los problemas políticos más frecuentes, deriva de la concepción errónea de lo que se entiende por educación popular. Si por educación popular se entiende, como debiera, una educación a la cual tienen acceso todas las clases sociales y que ofrece, en la medida de lo posible, igualdad de oportunidades que la convierten en un factor de movilidad y de justicia social, nuestra universidad es, sin duda, una universidad popular, pues cumple con esos requisitos... Cualquier intento de reducir los requisitos académicos indispensables para mantener un buen nivel académico son argumentos falaces -ya no populares sino populistas y simplistas-, y constituyen un fraude al México que nos sostiene, un fraude inadmisible que a la larga pagaremos todos muy caro.

Me quedo con la interpretación de popular que da aquí el Dr. Carpizo, aunque la realidad ha cambiado, no se ve ya a todas las clases sociales en ella, especialmente las personas de menos recursos cada vez son más excluidas (no voluntariamente, sino en un proceso de depauperación social más amplio), si uno se da una vuelta por las facultades de CU o en los estacionamientos abundan los automóviles, algunos de valor muy alto. Cada vez, la UNAM se vuelve un reducto de estudiantes de mayores recursos venidos a menos y que ya no pueden pagar una escuela privada; aunque también, hay que reconocerlo, otras personas de mayores recursos reconocen el valor que tiene la UNAM como institución académica y optan por estudiar en ella. De manera que es cada vez más una institución ocupada por estudiantes de mayores recursos.


P.D.: Me parece muy lamentable que ya no hayan publicado varios de mis comentarios en este espacio, supuestamente defensor de la libertad de expresión; ni siquiera eran ofensivos, creería que son problemas con la conexión o los servidores, etc. Sin embargo, ya son varios, especialmente en determinadas ocasiones. Por eso, este es mi último comentario en esta revista electrónica. Sé que a nadie interesa lo que pueda decir al respecto, pero me gusta dejar constancia de hechos así.


Que les vaya mejor, Señores de Letras Libres.


Entrada de la nota principal: http://www.letraslibres.com/blogs/el-minutario/algunas-debilidades-una-fortaleza

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